Repite conmigo, «Soy perfectamente imperfecta, acepto mis debilidades, valoro mis fortalezas y reconozco que mis imperfecciones son ingredientes de mi grandeza.»
En este artículo quiero acompañarte para que te valores, te comprendas y aceptes con una gran sonrisa que está bien dejar de querer ser perfecta.
Compartiré contigo una historia personal, mi experiencia comprendiendo el valor de la imperfección y más adelante te daré 2 tips para apreciar tus imperfecciones tanto físicas como de carácter.
Me costó ver que soy perfectamente imperfecta
Sabes, no es hace muchos años que comprendí que soy perfectamente imperfecta.
Pero siempre supe a consciencia sobre todas mis imperfecciones.
Incluso acepto que tenía un inmenso listado de imperfecciones al que hoy por hoy (por fortuna) no daría tanto valor.
Ha sido y sigue siendo un aprendizaje constante, un camino de amor propio que se construye con cada acción y pensamiento que tengo hacia mi misma y hacia el resto.
Y porque comprendo lo difícil que puede llegar a ser y también el grandioso efecto que tiene, que hoy me atrevo a hablarte de ello.
Es curioso, muchos creen que por ser Coach y por trabajar diariamente en el desarrollo personal no tengo momentos de duda, tristeza o agotamiento.
Pero contrario a ello, si los tengo, los vivo, los acepto y los supero.
Tengo días hermosos que están lejos de ser perfectos o de parecerse siquiera a lo que he planeado.
Y también ocurre que siento gozo pleno, amor y alegría infinita en días que han sido mayormente difíciles.
Todo como parte de un día normal y común de la vida.
¿Cómo he llegado a ello?
Lo consigo al aceptar que yo no tengo el control de la vida, sino únicamente de mi.
Acepto las imperfecciones de mi cuerpo al aceptar con consciencia que fue mi decisión dar prioridad a otros aspectos en lugar de dedicarle más tiempo al ejercicio.
Eso porque hoy por hoy lo único imperfecto que veo de mi cuerpo se refiere a ver que no soy físicamente tan fuerte como aspiro.
Pero acepto la responsabilidad de ello.
Al fin y al cabo, no puedo desear tener muslos y brazos fuertes si en las últimas semanas no he entrenado mis músculos.
Acepto mis malos momentos y respuestas inadecuadas comprendiendo que puedo sentirme mal a veces.
Comprendo qué aspectos son los que más despiertan mi mal carácter y en base a ello busco una solución.
Que en general suele ser comer, dormir o darle un abrazo a mi esposo.
Dejé de buscar ser la versión perfecta de alguien más y escogí ser la mejor versión de mi misma.
Y al serlo, vivo consciente de que está bien ser quien soy porque simplemente soy perfectamente imperfecta.
Vivir bajo la sombra de mi imperfección
Hace poco me vi expuesta a una reflexión.
De parte de El Club de las Mujeres Imperfectas me llegó la siguiente pregunta:
¿Cuál es la sombra de tu imperfección?
Y eso me llevó a analizarme una vez más, pero esta vez desde una perspectiva diferente a la de antes.
Sé que soy imperfecta.
Pero además debo comprender que tengo una característica que es especial en mi imperfección.
¿Cuál es y de qué forma afecta mi vida?
¿Cuál es la sombra con la que vivo todos los días?
Te comparto la respuesta a ello en la entrevista que di para El Club de Las Mujeres Imperfectas.
Puedes escucharlo aquí:
2 consejos para aceptarte como una mujer perfectamente imperfecta
Quiero que vayas más allá de los clichés y al mismo tiempo que no caigas en el quemeimportismo.
Quiero que tú seas la mujer que tú quieres ser.
Pero que tus emociones al respecto no vengan cargadas de resentimientos o de dudas, sino que vengan desde el amor.
Si a partir de este artículo decides empezar a usar falda, que sea porque te gusta hacerlo y no porque quieres demostrar algo o por ir en contra de alguien.
Si aceptas que eres seria y de pocas palabras, que sea con respeto y comprendiendo que otros no lo son.
Y te digo esto porque está muy bien ser como sea que tú quieras ser, vestirte como deseas, actuar como quieres y decir tu opinión con verdad.
Todo eso está muy bien siempre y cuando lo hagas porque sale de ti con emociones positivas.
Cualquier cosa que pretendas hacer por rebelión, por reclamo, por llevar la contra, por demostrar o mostrar, etc, será falso y negativo para ti a largo plazo.
Si estás decidida a amarte y a aceptarte, entonces bienvenida.
# 01 Asume la responsabilidad
Nada ocurre por arte de magia. Tú eres la creadora de tu vida.
Imaginemos lo siguiente:
Imaginemos que te ocurre como a mi y no te gusta ese par de áreas de tu cuerpo que se ven descuidadas.
Puede ser que sea que ves tus uñas mal cuidadas, unos brazos flojos, o unos glúteos delgados o un cabello reseco.
Cualquiera de estos o cualquier otro.
En cualquier caso, tú eres la responsable de ello.
Esas «imperfecciones» existen porque no te alimentas nutritivamente, porque no te hidratas lo suficiente, porque no duermes bien, porque no entrenas con frecuencia, etc.
Y es que no puedes esperar tener cualquier otro molde sino trabajas por él.
Pero está bien no hacerlo si es que comprendes el motivo que hay detrás.
Puedes decir que es porque das más prioridad al trabajo, al tiempo en familia, a dormir, etc.
Y está bien.
Pero es tú decisión.
Lo que no puedes decir es que el trabajo no te deja, o que las obligaciones familiares te lo impiden.
Eso no es así, tú manejas tu tiempo, tú escoges y tú decides.
Imaginemos que no te gusta lo impaciente que eres.
Esas explosiones de impaciencia te llevan a discutir con quien amas, a sufrir de ansiedad o a tomar riesgos innecesarios.
Puedes culpar a todo el mundo, pero la impaciente eres tú.
Y no se trata de que el resto debe comprender que tú eres así y evitar provocarte.
Si lo hacen, en buena hora.
Pero esa no es la regla.
La regla es que comprendas que esas emociones nacen en ti y en lugar de explotar hacia la situación o hacia la persona, respondas consciente de que tu apuro, ansiedad y presión es únicamente tuya.
Y si no te sientes identificada con esto que te acabo de decir es porque tú aún no sabes cómo ser la dueña de tu vida.
Si quieres ayuda con ello te recomiendo seguir este curso de empoderamiento.
# 02 Ríete de ti misma
Estás en este mundo para vivir.
Déjate ser, permítete vivir sin apuros pero al mismo tiempo como si cada segundo fuese el último.
Acéptate riéndote de ti misma.
No con burla, ni egoísmo, sino con amor.
Y te sugiero esto porque la risa alimenta la sana autoestima y mata al ego.
Al reírte de ti podrás ver el mal día a través de una perspectiva constructiva y abrazarás cada momento en lugar de agobiarte por ir tarde a los siguientes.
Y lo más hermoso de todo, al reírte de ti misma aceptas cada esencia de ti como un ingrediente único y especial que te permite ser la mujer que eres.
Has escuchado esa frase que dice:
«la vida de cerca parece bastante seria, pero de lejos parece una comedia»
Esta frase tiene muchos análisis según la perspectiva en la que lo veas, pero en esta ocasión quiero que lo pienses de la siguiente forma.
Cuando estás sumergida en el núcleo de un problema, en este caso, de tu característica de imperfección, esta imperfección se ve gigante, parece ser la causante de todos los problemas y es la culpable de que todo esté saliendo mal.
Sin embargo, si das un paso atrás y ves desde otra perspectiva podrás ver que no es tan grande y que su efecto no es tan negativo.
Y sobre todo, puedes ver que puedes controlarlo.
Y si lo miras aún más lejos verás que esa imperfección no es tan poderosa, que su efecto no es tan negativo y que es únicamente una parte de un todo.
Al verlo de lejos podrás ver que cada detalle te hace perfectamente imperfecta y que cuando te miras de lejos puedes sonreír al ver tu reflejo.
Cuando lo haces así tienes la señal más clara de amor y respeto por ti misma y significa que has comprendido el verdadero valor de tu esencia.
Hasta pronto
– Mariela Sánchez.
Coach de mujeres de ejecutivas y profesionales.
Ayudo a mujeres profesionales a dar el siguiente paso en sus carreras manteniendo un balance personal y profesional sano.
https://marielasanchezcoach.com
Creadora de Mujeresempoderadas.com